Nacido el 3 de octubre de 1941 en Berisso, fue hijo de Domingo Leveratto y Paulina Pavlovich. Creció junto a su hermano menor, Domingo, en un hogar donde la cultura y el esfuerzo eran pilares fundamentales. Su abuelo, Doménico Leveratto, un genovés que llegó muy joven a Argentina, fue un verdadero pionero de la cinematografía local. Desde sus primeros días en el país, soñó con llevar el séptimo arte a la gente y lo logró: comenzó con un antiguo biógrafo y terminó fundando las principales salas de cine de Berisso y Ensenada. Su hijo Domingo continuó ese legado con la misma pasión, hasta que el destino quiso que Carlos, con solo 20 años, tomara las riendas de la empresa familiar tras la prematura muerte de su padre.

A pesar de su juventud, Carlos se entregó por completo a la labor que su familia había construido con tanto esfuerzo. Luego de completar sus estudios en el Colegio Nacional de La Plata, se hizo cargo de los cines El Progreso y Victoria en Berisso, así como del Cine Social en Ensenada. En aquellos años dorados del cine, cuando las salas se llenaban de espectadores ansiosos por disfrutar de una película, Carlos vivió en primera persona el esplendor de la industria cinematográfica. Su entusiasmo era contagioso: conocía a sus clientes, recomendaba películas, organizaba eventos y trabajaba incansablemente para mantener vivo ese espacio de encuentro y cultura.

Pero el paso del tiempo trajo consigo tiempos difíciles. Las crisis económicas que golpearon al país también afectaron a la industria del cine y, poco a poco, las grandes salas dejaron de ser sostenibles. La caída en la concurrencia y la llegada de nuevas formas de entretenimiento parecían sentenciar el fin de un sueño que había trascendido generaciones. Sin embargo, Carlos nunca se resignó. Su amor por la cultura lo llevó a encontrar nuevas formas de mantener vivo el espíritu de aquellos cines que tanto significaban para él y para la comunidad.

A principios de los años 2000, con la determinación que siempre lo caracterizó, impulsó una transformación fundamental. Las antiguas salas de cine se renovaron, se ampliaron los escenarios y comenzaron a ofrecerse espectáculos teatrales y recitales de artistas de renombre nacional. Carlos entendió que la esencia de esos espacios no residía solo en proyectar películas, sino en ser un punto de encuentro, un lugar donde la comunidad pudiera seguir emocionándose, compartiendo y vibrando con la cultura.

Su legado es innegable. No solo mantuvo viva una tradición familiar, sino que también supo adaptarla a los tiempos y necesidades de la sociedad. Carlos Alberto Leveratto fue un soñador, un luchador y un hombre que dejó una marca imborrable en la historia cultural de Berisso y Ensenada. Su ausencia se siente profundamente, pero su ejemplo y su amor por la comunidad seguirán iluminando a todos aquellos que, como él, creen en el poder del arte y la cultura para transformar la vida de las personas.

En Agosto del añp 2020, Berisso lloró la partida de uno de sus hijos más ilustres. A los 78 años, nos dejó Carlos Alberto Leveratto, un hombre cuya vida estuvo marcada por la pasión, el compromiso y un profundo amor por su comunidad. Heredero de una tradición familiar que dejó una huella imborrable en la cultura de la ciudad, Carlos se destacó no solo como un visionario del cine local, sino también como un referente indiscutido de La Filial Miguel Angel Lauri del Club Estudiantes de La Plata en el ciudad.

Este sitio agradece a Don Carlos su noble espíritu y dedicación por su querida ciudad de Berisso, transmitiendo con énfacis sus obras, que por su valor documental y humano, merecen ser tomadas como ejemplo de dedicación a la invalorable tarea de defender y revalorizar nuestra cultura.